El modelo de desarrollo seguido por las economías del mundo ha implicado una total correlación entre las mejoras de calidad de vida y los impactos ambientales asociados. Lo anterior puede observarse en la siguiente figura, donde se correlacionan el índice de desarrollo humano (IDH, indicador social que contempla los parámetros de vida larga, saludable, digna y educación) y la huella ecológica (HE, indicador ambiental que mide la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta).
A lo largo de la historia moderna la mejora de múltiples indicadores de desarrollo, tales como pobreza, escolaridad, mortalidad, infraestructura, etc. son producto de la evolución del capitalismo y las oportunidades que ofrece, incluyendo generación de empleo, investigación, oferta de bienes y servicios y aportes económicos a los estados. Sin embargo, ha quedado en deuda en el ejercicio del rol social que por definición le corresponde.
Es un hecho innegable que estamos inmersos en la conocida cuarta revolución industrial, situación que ha generado todo un cambio en la forma de comunicarnos, en los hábitos de consumo y en la relación de lo físico con lo virtual.